LA POBREZA EN LOS PAISES DESARROLLADOS
La pobreza en los países desarrollados
La pobreza no es exclusiva de los países más atrasados. En los desarrollados hay bolsas de pobreza y varios millones de marginados y excluidos.
El "Cuarto Mundo"
En el mundo desarrollado vive aproximadamente un 20 % de la población mundial. Ahora bien, no todos los que habitan en él tienen un nivel de vida aceptable. Como ocurre también en los países más pobres, unos pocos concentran la mayor parte de la riqueza. El crecimiento de la riqueza global en los países desarrollados va acompañado, paradójicamente, de un aumento de los contrastes y, sobre todo, de un incremento de la población pobre. Así, por ejemplo, en Estados Unidos, las 400 mayores fortunas del país concentran un volumen de recursos equivalente al ahorro de todo el resto de ciudadanos estadounidenses, mientras que la tasa de pobreza alcanzó en 2008 los 40 millones de personas, el 13,2 %, 8 millones de familias.
La expansión de este fenómeno, asociado en una buena parte de los casos a los problemas de marginalidad en áreas urbanas, ha llevado a acuñar un nuevo término: el «Cuarto Mundo», para denominar al colectivo de población más desfavorecido en países desarrollados.
Causas de la pobreza en los países ricos
Una de las razones que explican el crecimiento de la pobreza en los países desarrollados es la importancia creciente de los movimientos de inmigración. Muchos de estos nuevos pobladores, mayoritariamente en destinos urbanos, se ven rechazados por una sociedad racial y culturalmente diferente, que les asigna casi siempre los trabajos despreciados por su propia población, cuando no les cierra totalmente las puertas del trabajo legal, lo que les obliga a actividades ilegales o de economía sumergida: venta ambulante, mendicidad, prostitución, tráfico de drogas, etc.
El rechazo social y la falta de expectativas marcan a estos colectivos compuestos no solo por población extranjera inmigrante, sino también por grupos diferentes desde el punto de vista étnico, como los gitanos en Europa, o social, como las personas mayores con pocos recursos.
A esa marginación étnica y social hay que añadir, además, la correspondiente al sexo, pues se calcula que aproximadamente dos tercios de los pobres del mundo son mujeres.
Pobreza extrema y pobreza relativa
En los países desarrollados la pobreza extrema es minoritaria, pues los Estados proporcionan a prácticamente la totalidad de sus ciudadanos ciertos servicios imprescindibles que mitigan la situación de necesidad, como la educación básica gratuita, la atención médica y muchas ayudas en situaciones de paro, enfermedad y jubilación. Por ello, suele hablarse de pobreza relativa, es decir, de personas que son más pobres que la media, pero que viven mejor que la mayoría de la población del Tercer Mundo.
Por ejemplo, en la Unión Europea se considera «pobre» a aquella persona o familia cuyos ingresos son inferiores al 60 % de la renta media de la población. Por este motivo, el umbral de la pobreza varía de un país a otro. En 2008, en Luxemburgo se situaba en 16.500 ¤ anuales, en España esta cifra descendía hasta los 8.400 ¤ y en Bulgaria hasta los 2.800 ¤.
En la primera década del siglo XXI en la Unión Europea de los 27 había alrededor de 80 millones de pobres, 19 de ellos eran niños. El problema alcanza especial intensidad en Rumania (33 %), Bulgaria, Letonia, Grecia e Italia (25 %). Los colectivos más afectados son los jóvenes, las mujeres y los ancianos .
La exclusión social
El concepto de exclusión social se refiere a los procesos y situaciones que impiden la satisfacción de las necesidades básicas de las personas (trabajo, vivienda, educación, acceso a la sanidad...) y su participación en la sociedad.
En esta situación se encuentran todas aquellas personas sin hogar; los inmigrantes que sufren el racismo y la xenofobia; los ancianos que perciben unas pensiones insuficientes o no tienen derecho a ellas, carecen de la asistencia médica necesaria y viven en la más completa soledad; los ex reclusos y los ex toxicómanos que ven obstaculizada su reinserción en la sociedad; las personas que, a causa del paro o de la enfermedad, pierden sus trabajos y se ven sumidas en una situación precaria, etc.
En los últimos años, los avances tecnológicos, la evolución del mercado laboral y el cambio en la estructura familiar han generado nuevas formas de exclusión, como, por ejemplo, la de aquellas personas que no tienen la formación adecuada para adaptarse a los actuales procesos productivos; los parados de larga duración; los jóvenes que no consiguen su primer empleo o una estabilidad laboral; las mujeres que son discriminadas en cuanto a oportunidades de empleo y salario; los discapacitados físicos y psíquicos que se encuentran en unas condiciones muy desfavorables para acceder a un puesto de trabajo; las personas que trabajan por un sueldo mísero y sin protección social, dentro de la llamada economía sumergida; y muchas familias monoparentales cuyos ingresos son insuficientes.
El perfil de la pobreza en España
El perfil de la pobreza en los países desarrollados suele obedecer siempre a unos patrones similares. En España, alrededor del 20 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. La media de la Unión Europea se sitúa en el 17 %. De esos más de 8 millones de pobres, cerca de 1.500.000 padecen una pobreza extrema y exclusión social; 600.000 familias no disponen de ingresos mínimos.
Las principales características de la pobreza en España son las siguientes:
- La población pobre es fundamentalmente urbana. Sin embargo, existen bolsas de pobreza en las áreas rurales, donde predomina una población anciana que está escasamente protegida por el sistema de pensiones.
- La población pobre es cada vez más joven: 19 de cada 100 pobres tienen menos de 25 años. La pobreza severa afecta especialmente a los menores de 16 años.
- La pobreza incide, sobre todo, en las familias muy numerosas y en las personas que viven solas, en particular mujeres mayores. También afecta de manera importante a la población gitana y a los inmigrantes que llegan de forma irregular.
- Los pobres acaparan los principales problemas y carencias sociales, como el paro, el analfabetismo, la drogadicción o la delincuencia.
Las tasas más altas de pobreza se registraban en 2008 en las provincias fronterizas con Portugal (Extremadura, 38,4 %), en Andalucía (28,9 %) y Canarias, en algunas provincias del Levante y en Ceuta y Melilla (32,7 %) .