HISTORIA DE YPF ARGENTINA
YPF, creada en 1922 durante el gobierno de Hipólito Yrigoyen, fue conducida por el general Enrique Mosconi, brindando una base para nuestra industrialización e independencia económica y dando empleo a muchos argentinos.
En 1907, el gobierno de José Figueroa Alcorta impulsó una política petrolera, descubriéndose ese mismo año petróleo en la ciudad de Comodoro Rivadavia. Si bien la legislación de ese momento consideraba que el recurso debía ser explotado por el sector privado, el peso político y estratégico de mantener la producción petrolera bajo la órbita del Estado, condicionó fuertemente la organización de la industria en esos primeros años de vida, teniendo como consecuencia posterior la decisión de crear Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
En 1910, bajo la presidencia de Roque Sáenz Peña, se crea la Dirección General de Explotación del Petróleo, formada por una comisión presidida por el Ing. Luis Huergo, con el objetivo de regular la actividad de las compañías extranjeras que comenzaban a establecerse en el país.
Mosconi, el fundador de YPF
Durante la primera presidencia de Hipólito Yrigoyen, entre 1916 y 1922, se realizaron varias obras para la producción de petróleo; sin embargo, en 1922, debido a rumores de irregularidades en la venta de petróleo y a la baja producción de los pozos, se decide reestructurar la administración. De esta forma, se la reemplaza por la Dirección General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales y en 1922, el entonces coronel Enrique Mosconi asume la dirección general de YPF.
A partir de allí, Mosconi permanecería en la empresa por ocho años, dedicando grandes esfuerzos para incrementar la exploración y desarrollo de la extracción de petróleo.
Excluyendo a la Unión Soviética (URSS), YPF fue la primera petrolera estatal integrada verticalmente en todo el mundo. Desde su fundación, la empresa realizó todas las actividades que fuesen necesarias para la explotación de petróleo.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la extensión de la explotación de YPF en Salta, Neuquén, Mendoza, Chubut y Santa Cruz desde la década de 1920, implicó una movilización de recursos y trabajo en la construcción de la infraestructura. Además de abrir nuevos polos de producción, se construyeron barrios para los obreros, se abrieron caminos, se mejoró la comunicación y se instalaron escuelas para las poblaciones que se creaban alrededor de la explotación del petróleo. YPF fue pionera en un tipo de concepción del trabajo que involucraba, junto con el empleo, la preocupación por la satisfacción de la vivienda, la educación y el tiempo libre de los trabajadores.
A pesar de que también existía una considerable participación en la industria de las multinacionales Shell y Esso, el General Mosconi e Hipólito Yrigoyen le dieron a la empresa el monopolio legal del petróleo durante toda su existencia como Sociedad del Estado. De todos modos, su producción siempre superó la del sector privado.
A partir de la década del ’30, los grandes saltos productivos se dieron en el marco de procesos de desregulación y de incentivo a la mayor participación del sector privado en el negocio del petróleo.
En 1947, el presidente Juan Domingo Perón aplica una política desarrollista y nacionalista en YPF. Entre 1940 y 1970 la producción se multiplica 7 veces y la de gas 14 veces. Pese a su postura, en 1955, Perón firma un contrato con la empresa Standard Oil de California para explorar petróleo, pero luego de su derrocamiento el contrato no se cumple.
En 1958, el presidente Arturo Frondizi, quien apoyaba el monopolio estatal, inicia un programa de inversiones privadas para extraer crudo para lograr autoabastecimiento.
En 1963, el presidente Arturo Illia anula los contratos petroleros por considerarlos lesivos.
Durante la última dictadura militar, que desindustrializó el país, predominó el desmantelamiento expreso de YPF a fin de garantizar el costoso endeudamiento externo. Una empresa exhausta, pero todavía potencialmente pródiga quedaba como última joya de la corona cuando el gobierno de los noventa optó por obviar la importancia económica y estratégica de este recurso natural y no renovable permitiendo la privatización primero y su extranjerización después. La última dictadura dejó sumida a la empresa en una crisis financiera.
La privatización y extranjerización
Como la mayoría de las empresas públicas argentinas, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, YPF fue privatizada. Entre 1989 y 1992 se llevaron a cabo las principales reformas, cuyo primer paso fue el cambio de tipo societario de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (que era una Sociedad del Estado) para convertirse en una Sociedad Anónima (YPF S.A.).
Mientras que países vecinos como Brasil con Petrobras, Venezuela con Pvdsa y México con Pemex mantenían el petróleo en manos del Estado, la Argentina lo vendía apresuradamente para intentar salvar una falsa estabilización cambiaria.
En 1993, el Estado mantenía el 20% de las acciones y la acción de oro, y un 12% los estados provinciales. El sector privado era propietario del 46% del accionariado, y lo componían bancos y fondos de inversión de diversos países. En 1998, el sector privado poseía casi el 75% de las acciones, aunque el Estado mantenía la acción de oro.
Finalmente, en 1999, se culminó la privatización al venderse el último 24% de acciones estatales y provinciales a la española Repsol por un valor de 9.000 millones de dólares. Repsol compró en el mismo año otro 73% de acciones que pertenecían al sector privado.
En 2000, la empresa empleaba a 5500 personas y ganaba 500 millones de dólares por año. Poseía el 46 por ciento del mercado de combustibles.
En diciembre de 2007, el Grupo Petersen, un conglomerado argentino de empresas al mando de Enrique Eskenazi, compró parte de YPF S.A. y, el 4 de mayo del 2011 aumentó su participación accionaria en la compañía. Desde entonces la mayoría pertenece a Repsol y al grupo Petersen, mientras que una minoría se encuentra en manos de inversores del mercado.
A comienzos de este año, YPF explotaba en el país 60 áreas y en sólo 15 concentraba el 83,3 por ciento de su producción de crudo, según datos del Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG).
En cambio, hasta el momento, por bajas inversiones y productividad, YPF perdió concesiones en seis provincias por el 19 por ciento de su producción nacional.
El 16 de abril de 2012, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner envió un proyecto de ley al Congreso Nacional para expropiar las acciones de YPF, equivalentes al 51% de su capital social. A su vez, a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), dispuso la intervención de la empresa Repsol YPF y declaró de interés público nacional la exploración de hidrocarburos, con el objetivo de lograr autoabastecimiento.